Hace 80 años, los cañones de la guerra se silenciaron — pero para nuestro pueblo, los Roma y Sinti, el silencio ya había comenzado en las fosas comunes, en las cámaras de gas, en el genocidio olvidado que Europa llamó Porajmos. Centenares de los nuestros fueron exterminados — no solo como víctimas, sino también como luchadores, como partisanos, como soldados en el Ejército Rojo.
Recordamos a los niños arrancados de los brazos de sus madres. A los ancianos abandonados a la muerte. A familias enteras borradas de las páginas de la historia. Recordamos el silencio del mundo.
Y aun así, de esas cenizas, nos levantamos.
Nuestro pueblo resistió — en los guetos, en los bosques, en las líneas del frente. Roma y Sinti lucharon codo a codo con otros que combatieron al fascismo, muchos en las filas soviéticas, negándose a ser borrados.
El 8 de mayo de 1945, la paz llegó a Europa — y en las calles de Praga, donde se libraban las batallas finales, la tiranía cayó al fin. Para los Roma y Sinti que sobrevivieron, fue el inicio de la libertad — y el largo camino hacia la verdad.
Hoy, el Movimiento de la Nación Roma da un solemne agradecimiento a los soldados aliados — del Reino Unido, de los Estados Unidos y de la Unión Soviética — cuyo valor derrotó el terror nazi e hizo posible la liberación. Ustedes ayudaron a salvar a los pocos que quedaron vivos, y le dieron a nuestro pueblo la oportunidad de volver a respirar.
Pero el recuerdo no basta. Europa aún olvida a nuestros muertos. Aún silencia nuestro dolor. Aún niega nuestro genocidio.
Somos la Nación Roma. Recordamos. Resistimos. Nos levantamos.
(Texto publicado por »Roma Nation Movement»)