Han pasado 44 años desde aquella terrible tarde del 23 de febrero de 1981 en que el teniente coronel Antonio Tejero entrara en el Congreso de los Diputados, pistola en mano y seguido de 200 guardias civiles. Tantos años sitúa el acontecimiento muy lejos ya de la memoria colectiva. Ni siquiera mis hijos pueden recordar nada porque eran muy pequeños y algunos no habían nacido todavía. Solamente la gente que hoy cuenta con más de 50 años puede tener la capacidad personal necesaria para opinar con conocimiento de lo que ocurrió aquella lúgubre tarde en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Pero yo, que sí estaba allí, puedo revivir en mis recuerdos, como transcurrieron las 18 horas que estuvimos secuestrados, pegados a los incomodos y duros escaños de entonces, hasta que, por fin, pudimos abandonar el Congreso.
Si estáis interesados, os invito a leer la narración que escribí en su día y que podéis encontrar en la siguiente dirección: Os sorprenderá.
https://uniondelpuebloromani.org/2019/02/25/el-23f-si-yo-estaba-alli/