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Niños con discapacidad mejorarán sus competencias digitales y su autonomía gracias a Unión Romaní

El programa ‘Conéctate a la Escuela’ arranca este lunes en Sevilla y Don Benito (Badajoz) / UR

Unión Romaní pone en marcha a partir de este lunes 20 de enero una nueva edición de su programa ‘Conéctate a la Escuela’, cuyo objetivo primordial es la mejora de las competencias digitales y la autonomía en niños y niñas con necesidades educativas especiales derivadas de algún tipo de discapacidad.

La iniciativa, que está financiada por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, se desarrollará en los colegios Virgen de la Esperanza, situado en el barrio sevillano de La Corza, y Nuestra Señora de las Cruces, ubicado en el municipio de Don Benito (Badajoz), ambos catalogados como Centros Específicos de Educación Especial.

En total está previsto que se atienda a 67 alumnos y alumnas de entre 6 y 21 años, parte de ellos de etnia gitana, hasta que finalice el curso escolar. Todos presentan distintos grados de discapacidad intelectual y/o física, trastorno del espectro autista, parálisis cerebral, síndrome de down o retraso madurativo.

Mediante el uso de la tecnología se pretende favorecer el acceso de estas personas a información actualizada, comunicación inmediata con los demás y nuevas formas de aprendizaje que faciliten su desarrollo integral, pero sobre todo se busca estimular su estado cognitivo, promover su adaptación al entorno y potenciar su autonomía y sus capacidades. Además, se prestará atención a las necesidades educativas específicas y a la situación de desventaja social y/o cultural que puedan tener. Para ello, se han planificado diversas actividades que van desde el refuerzo educativo interactivo hasta la formación en el uso responsable de aplicaciones TICs , pasando por los recursos del proyecto Azahar, los juegos didácticos virtuales, la creación de un blog y la realización de videoconferencias, entre otras.

Igualmente, los técnicos de Unión Romaní desarrollarán acciones y talleres formativos con las familias ya que su implicación en la escuela y sus conocimientos sobre tecnologías accesibles influyen en el rendimiento educativo y la inserción social de sus hijos e hijas. También se apoyará a los centros en su labor de crear y adaptar los diferentes materiales, instrumentos y recursos a las necesidades de estos niños y niñas, así como en la búsqueda y aplicación de programas informáticos educativos adecuados a las diferentes discapacidades.

En definitiva, se trata de un proyecto que persigue dar continuidad a la tarea realizada durante cinco años por nuestra entidad optimizando los recursos que las Tecnologías de la Información y la Comunicación ofrecen para atender las carencias detectadas en el alumnado con necesidades educativas especiales, dotándolo de herramientas, recursos y conocimientos que faciliten su desarrollo académico, personal y social.

El C.E.E.E. Virgen de la Esperanza se convirtió en 2012 en el primero específico de educación especial reconocido como Comunidad de Aprendizaje. Asisten a él personas procedentes en su mayoría de zonas desfavorecidas de Sevilla y su provincia, con un elevado índice de exclusión social. En cuanto al C.E.E.E. Nuestra Señora de las Cruces, es un centro concertado con la Consejería de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura, siendo la Asociación Privada sin ánimo de lucro Plena Inclusión Don Benito, la que ostenta su titularidad. Dispone de 3 unidades de Programas de Transición para la Vida Adulta, en las que atiende no solo a las personas del municipio dombenitense sino también a las procedentes de las comarcas de Vegas Altas y la Serena.

La colaboración constante de estos dos centros facilita en gran medida la labor que Unión Romaní desarrolla en cada edición de este programa como organización no gubernamental de carácter no lucrativo.

Las mujeres que interpretarán en Córdoba ‘La casa de Bernarda Alba’ agotan entradas

El grupo de mujeres que interpretarán ‘La casa de Bernarda Alba’ / Cordópolis

Las mujeres vecinas de ‘El Vacie’, el asentamiento chabolista sevillano más antiguo de toda Europa, llenarán el Teatro Góngora el próximo viernes con La casa de Bernarda Alba, la obra que les ha permitido romper barreras y estigmas y acercarse a la figura de Federico García Lorca. En su primera actuación en Córdoba, estas 11 actrices han colgado el cartel de No hay entradas, revalidando el éxito que llevan cosechando desde 2009.

Dirigidas por Pepa Gamboa, el responsable de poner en marcha este proyecto fue el Centro Internacional de Investigación Teatral, ubicado a unos metros de El Vacie. Estas ocho mujeres han conseguido generar una catarsis en todos y cada uno de los miles de espectadores que ya han aplaudido en pie durante minutos el que, según la unánime crítica, ha significado “el estreno más emotivo que se haya visto en mucho tiempo en Sevilla” y uno de los éxitos de la temporada teatral española.

En el año 2009, las actrices recibieron también el Premio El Público al “acontecimiento revelación”, que otorga Canal Sur. Otros galardones obtenidos han sido el Premio Europeo Cultura Gitana a la Concordia 2010, el Premio Protagonistas Giralda Televisión 2010 y el Premio Macareno del Año al Mejor Proyecto, recibido de la mano del entonces alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín.

Por su parte, la directora del espectáculo también ha sido reconocida en numerosas ocasiones con el Premio Clara Campoamor por su contribución a la Igualdad con su trabajo y compromiso de lucha y con el Premio Escenarios de Sevilla 2010 a la Mejor Creadora.  Además, TNT fue homenajeado en el Festival Internacional de Artes de Calle de Valladolid.

El éxito de esta adaptación de La casa de Bernarda Alba llevó a que seis de las mujeres que conforman el elenco reinterpretarán el clásico Fuenteovejuna el 21 de octubre de 2016 en el Teatro Central de Sevilla; todo un estreno que vino a demostrar, una vez más, que “otro teatro es posible”.

Nosotros, la generación de la Transición

¿Qué es un Gobierno progresista?    

Estos días ando un tanto confundido con la terminología que usa tanto el presidente del Gobierno como algunos de los líderes parlamentarios cuando hacen referencia a lo que ellos mismos dicen que son, o a las intenciones que los animan para gobernar este país. Y entre todas las palabras que utilizan, la que más repiten, y lo hacen hasta la saciedad, es “progresista”. Y yo me pregunto, realmente ¿qué es ser progresista? Hace unos diez años Jesús Palomar publicó un ensayo muy interesante titulado La ambigüedad del lenguaje político (o el arte de no decir). En él se afirma que “La identificación de las palabras utilizadas por los ideólogos o los intelectuales que acuñan los términos que luego se extienden en su uso social es muy problemática, dado que las palabras se cargan de ideología tanto para atacar las posiciones del contrario como para enaltecer las propias.”  Confieso que a mí esa palabra me gusta, como me gusta casi todo ―evidentemente, no todo― lo que proviene de la Revolución francesa.

Cuando Pedro Sánchez identifica su voluntad de trabajar subido al carro del progresismo supongo que lo hace convencido de que esa tendencia política es la que muy bien define el Gran Diccionario Larousse como la Doctrina política y social que defiende las ideas avanzadas, en especial aquellas que propugnan el estado del bienestar, el desarrollo cultural, la defensa de los derechos civiles y un cierto reparto de la riqueza.” Es decir que el progresismo se podría definir como una tendencia política formada por las aportaciones de diversas doctrinas filosóficas, éticas y económicas que tienen su raíz en el liberalismo y el socialismo democrático. Y si es así, las fuerzas conservadoras democráticas de España no deberían mirar con malos ojos una acción de gobierno que se inspira en importantes aportaciones liberales. Déjenme decir que en todas mis aportaciones políticas hechas desde el Grupo Socialista del Parlamento Europeo a lo largo de los doce años que estuve en él, siempre conté con el apoyo y el voto favorable del Grupo Liberal.

Lo importante es ser demócrata. Estar en la izquierda o en la derecha es secundario

Es fácil de entender. El comunismo es una doctrina inequívocamente de izquierda, pero el comunismo no es democrático. El conservadurismo autoritario es sin duda alguna de derecha, pero no es democrático.

Yo me considero un ciudadano de izquierda. Al menos pertenezco a esa parcela de la sociedad que ideológicamente se sitúa a continuación de los conservadores, aquellos de los que popularmente se dice que son “la derecha”. Y no sé por qué. Debe ser por utilizar una forma simplista de entendernos. Recuerdo que siendo muy joven ―Franco aún estaba vivo― el “Tío Peret”, Pedro Jiménez Pubill, ―por favor, no confundir con el genial cantante de rumbas― gitano catalán nacido en Camprodón, precioso pueblo del Pirineo, situado en la confluencia de los ríos Ter y Ritort, me dijo un día que le aclarara que era eso de ser de ser de izquierda o de derecha.

―Es muy fácil, tío Peret ―le dije, al tiempo que intentaba encontrar una imagen que sacara de dudas a aquel gran gitano y mejor persona―. Usted sabe cómo yo pienso. Pues bien, toda la gente que tenemos fe en lo que representa la lucha contra las injusticias que hacen que unos pocos lo tengan todo y la inmensa mayoría no tengamos nada o casi nada, somos la izquierda. Y para que se sepa quiénes somos y dónde nos situamos hemos convenido en decir que estamos en un espacio que se identifica con ese lugar.

 ―O sea, sobrino, que si los buenos, ―y digo los buenos, porque sin duda alguna, si toda esa gente es como tú, a quien conozco muy bien―, son los que están a tu lado, quiere decir que los que están en el otro lado, es decir, en la derecha, son “los malos”.

  ―Por favor, yo no pretendo llegar a esa conclusión. Trato tan solo de aclararle a usted en qué espacio nos situamos unos y dónde están los otros.

En aquel momento, aquel sabio gitano que no tenía más estudios que los que aprendió en la universidad de la vida, plantado frente a mí, me miró fijamente al tiempo que esbozaba una picaresca sonrisa bajo su pobladísimo bigote blanquecino, y me dijo:

 ―Creo que esa terminología no es acertada. Fíjate donde está tu mano izquierda. En ese lugar estáis “los buenos”. Pero resulta que, para mí, que estoy frente a ti, en ese mismo lugar se sitúa mi mano derecha. Es decir, el espacio de “los malos”. Comprenderás, querido sobrino, que sostener semejante terminología puede ser, como mínimo, equivocada e incluso, tal vez, peligrosa.

Nosotros, la generación de la Transición

Quienes fuimos por razones biológicas testigos de la Transición española guardamos en la memoria infinidad de escenas, momentos irrepetibles y conversaciones que no aparecen en los libros pero que forman parte de nuestra riqueza interior y que, tal vez, merezca la pena compartir. Dicen algunos que la oposición al franquismo la ostentó casi en exclusiva el partido comunista. Y tal vez sea verdad. Por eso, quienes durante aquellos años de plomo y represión éranos niños no teníamos más referencia de la lucha de clases que la encarnada en líderes comunistas como Marcelino Camacho, Ignacio Gallego, Fernando Claudín, y más lejanos en el tiempo y en el espacio Santiago Carrillo, Dolores Ibarruri “La Pasionaria” o Rafael Alberti.

Pertenecemos a una generación que cantó miles de veces el “Cara al Sol” o ”Montañas Nevadas” mientras formábamos alineados, en el patio del colegio, al tiempo que se alzaba la bandera roja y gualda por la mañana o se arriaba al atardecer. Somos la gloriosa generación de la Transición que leía libros prohibidos o censurados, a escondidas, y que no sabíamos distinguir con claridad que encerraban en su interior conceptos tan determinantes de la acción política como son la “lucha de clases” o el “materialismo histórico”.

Finalmente terminamos por aprender y a pesar del férreo control con que se imprimían o distribuían los libros en España, nosotros, los integrantes de la generación de la Transición, supimos por qué en 1939, cuando la mayoría de nosotros aún no habíamos nacido, el Sindicato Español Universitario quemó libros de Voltaire, Lamartine, Marx, Freud o Rousseau. Está documentado que en Barcelona se destruyeron justo después de la Guerra Civil 72 toneladas de libros de editoriales y bibliotecas públicas y privadas.

La censura duró todo el tiempo que duró el franquismo. Mi primer libro, “Nosotros, los gitanos” se publicó en el último trimestre de 1971, solo cuatro años antes de que muriera el jefe del Estado, y sufrió varios tijeretazos. El censor suprimió un par de páginas y determinó que algunos párrafos no se podían publicar.

Hasta que nos hicimos mayores y decidimos plantarle cara a la vida. Pero ese es un capítulo más del que me ocuparé otro día.

 Unos a la izquierda, otros a la derecha

Hoy quiero poner punto y aparte evocando de nuevo la memoria del “Tio Peret”. Si yo entonces lo hubiera sabido, cuando me preguntó por qué unas personas de determina ideología se situaban a la izquierda y otras a la derecha, le diría lo que más tarde supe gracias a Michel Péronne tal como él lo escribió en su Vocabulario básico de la Revolución Francesa.

Dice el autor que el término Derecha política, como el de Izquierda política, tiene su origen en la votación que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la Revolución Francesa. En uno de sus artículos los diputados debían decidir si el monarca debía tener un poder absoluto con capacidad de veto de las leyes que promulgara la Asamblea. Los diputados que estaban a favor de la propuesta se situaron a la derecha del presidente de la Asamblea. Los que estaban en contra, y defendían que el rey sólo tuviera derecho a un veto suspensivo y limitado en el tiempo se situaron a la izquierda del presidente. Así el término «izquierda» quedó asociado a las opciones políticas que propugnaban el cambio político y social, mientras que el término «derecha» quedó asociado a las que se oponían a dichos cambios.

¡Qué cosas, ¿verdad? ¡Como si todo fuera tan fácil como eso! Pero, por lo visto, hace 231 años lo fue y dura hasta hoy.

Curso para ayudar los gitanos mayores de 25 años a acceder en la universidad

Si tenéis 25 años o más y queréis entrar en la universidad, podéis apuntaros al curso de preparación para el acceso universitario ofrecido por el Plan Integral del Pueblo Gitano, y que os ofrecerá la formación y apoyo necesario para lograr vuestro objetivo con éxito. La nueva edición de este programa se puso en marcha el pasado mes de octubre, pero ahora se vuelven a abrir las inscripciones para quien estén aún interesados.

Durante el curso de preparación para la prueba de acceso en la universidad para mayores de 25 años, los profesores ayudarán a los alumnos a prepararse las diferentes asignaturas de las cuales hay que examinarse para poder acceder a la formación superior. Además, entre el profesorado se encuentran también personas gitanas, para ofrecer también un apoyo más próximo y un mayor conocimiento de la cultura de los alumnos.

Entre las asignaturas que se tratan en el curso, hay el comentario de texto, lengua catalana, castellana e inglesa. Además, los alumnos tendrán que escoger las asignaturas de una de las cuatro ramas específicas que se ofrecen: Artes y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud y Ciencias Sociales y Jurídicas. El itinerario se tiene que escoger teniendo en cuenta el grado al cual se quiere acceder en la universidad una vez superada la prueba. En total, habrá que realizar dos asignaturas de la rama escogida.

Las clases se hacen en el aula del departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, en el paseo del Taulat 266 – 270, 2.ª planta, de Barcelona. Para inscribiros, podéis llamar al 93 882 23 46 o 93 882 24 59 de lunes a viernes, o enviar un correo electrónico a poble.gitano@gencat.cat para pedir el formulario de inscripción y recibir información adicional.

El Plan Integral del Pueblo Gitano, renovado recientemente hasta el 2020, recoge el conjunto de políticas impulsadas desde el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalitat de Cataluña dirigidas específicamente a la población gitana. Uno de sus objetivos principales es incrementar el número de personas gitanas con estudios universitarios o superiores.

El VII Festival Flamenco Romí rinde homenaje a Paco de Lucía

El jueves 9 de enero en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife, el viernes 10 en el Teatro Leal de La Laguna y el sábado 11 en el Teatro Juan Ramón Jiménez de Telde, a las 20:30 horas; el Festival Flamenco Romí presentará el espectáculo El duende Flamenco-Jazz: Homenaje a Paco de Lucía en esta nueva cita con el flamenco en Canarias. Las entradas están disponibles en entrees.es y en la taquilla online del Teatro Guimerá.

La séptima edición del festival estará protagonizada por los músicos que colaboraron con el guitarrista Paco de Lucía en la revolución del flamenco, como los distinguidos Jorge Pardo o Carles Benavent, y por otros músicos más jóvenes que también han destacado y siguen destacando tanto en el flamenco como en el jazz, dentro del panorama nacional e internacional.

Antonio Sánchez, Israel Suárez “El Piraña”, David de Jacoba, Antonio Serrano, Antonio Flores Cortés “Rubio de Pruna”, Israel Fernández, José Manuel Ruíz Motos “Bandolero” y Juan José Suárez “Paquete”, son los otros artistas que, junto a Pardo y Benavent, interpretarán el repertorio del Maestro de Algeciras en el VII Festival Flamenco Romí.

Paco de Lucía fue, y sigue siendo, considerado el mejor guitarrista de flamenco contemporáneo y uno de los más virtuosos del instrumento a nivel mundial, conocido no solo por ser el guitarrista de este género de mayor prestigio internacional sino también por su juego entre la tradición y la innovación. Su figura y su legado musical, que ha traspasado las fronteras del flamenco, han propiciado la creación de una leyenda alrededor de su persona que se ha extendido por todo el mundo. Para rendirle homenaje, el Festival Flamenco trae a Canarias a los músicos de la última banda del guitarrista.

Festival Flamenco Romí

El Festival Flamenco Romí nace en 2014 en el seno de la Asociación Romí Kamela Nakerar, la asociación de mujeres gitanas de Tenerife con un recorrido de más de 20 años en la lucha por la igualdad y el empoderamiento de la mujer gitana.

En sus orígenes, el festival surge para dar tributo a la mujer gitana, pero a lo largo de estos años se ha ido consolidando como el mayor festival de referencia del flamenco y del jazz en Canarias, rindiendo homenaje a los grandes maestros del cante, baile y toque flamenco. El objetivo principal es fomentar y promocionar la cultura del flamenco en el archipiélago.

Viajeros al tren. Próxima parada, navidad

Hoy he visto un video de dos minutos, de esos que los amigos te envían por Whatsapp, y me he quedado impresionado. Trata del tren de la vida y, cosa curiosa, la peliculita se desarrolla utilizando un tren en el que no se puede subir todo el mundo. Se trata de un tren en el que solo tienen cabida las personas que, de una forma u otra, tienen, o han tenido, relación con uno mismo. Precioso.

Debo decir, no obstante, que el mensaje no es, ni mucho menos, un mensaje excluyente. Antes, al contrario. Se da por sentado que cada ser humano tiene su propio tren y que a él suben personas de todo tipo. Unas cuya presencia es obligada porque gracias a ellas tú tienes tu propio tren. Otras te las encuentras en el camino y suben y bajan unas porque quieren, otras porque tú lo permites, algunas porque tú las obligas a bajarse y algunas porque te abandonan sin que tú ni ellas mismas puedan evitarlo.

El visionado de este video me ha impulsado a escribir este comentario y para ello he reconstruido en mi imaginario mental mi propio tren, tren ya un tanto desvencijado porque lleva muchos años circulando por las vías del mundo, cuyos carriles no siempre han estado bien asentados y en alguna ocasión ―especialmente en los últimos tiempos― ha estado a punto de descarrilar.

Pasajeros fijos, esos que nunca cambian

La primera cosa que observo es que estoy en un tren que yo no he escogido y que ni siquiera he contribuido lo más mínimo a su formación. Y supe que estaba en un vehículo que se movía muy lentamente en el que los años eran larguísimos y los días interminables. Cosa extraña en este tren que cuanto más viejo es y más desgastadas están sus ruedas más rápido anda y los años pasan en un soplo y los días en un abrir y cerrar los ojos.

Hoy, al revivir los muchísimos kilómetros recorridos, observo que hay unos personajes que siempre, absolutamente siempre, han permanecido en mi tren. Nunca se han bajado en ninguna de las estaciones. Yo sí lo he hecho y mis hermanos también, aunque los desembarcos siempre han sido puntuales. Esos que antes se hacían en las estaciones en que paraban los trenes que se movían impulsados por una caldera de vapor y los viajeros bajaban para ir a la cantina de la estación a beber agua o tomarse un café. Curiosamente quienes nunca se bajaron del tren eran mis padres.

En esas circunstanciales paradas descubrí que mi tren no era el único. Que las estaciones eran inmensas y que los trenes eran incontables de tantos como había. Todos eran muy parecidos, pero para mí, el mío era diferente. Mi tren era un tren pobre, muy pobre. Casi desvencijado. Algunos vagones tenían goteras y el frio se colaba por los huecos que aparecían entre las tablas que conformaban las paredes del vagón. En ese tren se pasaba hambre y quienes viajábamos en él nos cubríamos con ropa que nos habían regalado los viajeros de otros trenes. Pero lo sobrellevábamos con resignación. Lo que no me impidió constatar que la mayoría de los trenes que circulaban junto a nosotros, aun siendo muchos de ellos pobres también, tenían mejor aspecto y por las ventanillas de sus vagones siempre salía un delicioso olor a potaje de arroz con habichuelas o de pescaíto frito.

Tuvieron que pasar unos años, no muchos, hasta que descubrí que mi tren era un tren gitano y que los pasajeros que jamás abandonaron voluntariamente mi tren, ni se bajaron en ninguna de las estaciones, fueron mis padres. Y cosa curiosa que a mi me chocaba extraordinariamente, que los trenes junto a los cuales circulábamos eran trenes más bien tristes. Y si no tristes, serios, muy serios. Al menos a mí así me lo parecían desde la lejanía de mis ocho o diez años. Por el contrario, mi tren era un tren alegre. Por las angostas ventanas de los minúsculos vagones ocupados por demasiada gente no salían deliciosos olores de manjares, lo que salían eran las notas del cante gitano-andaluz, o el sonido de las palmas a compás imprescindibles para que un baile por bulerías alcance las estribaciones del cielo.

Y así un día descubrí que no solamente nosotros, sino todos los viajeros del país habían parado sus trenes en una estación llamada Navidad.

La apoteosis de la nochebuena

El tren de la vida tiene muchas estaciones. Unas muy importantes y otras en las que nunca hubiéramos deseado que se parara nuestro tren. Pero la estación de la Nochebuena es, posiblemente, la primera de la que conservo un recuerdo más gratificante.

“La calle de San Francisco que es una calle tranquila y serena” ―así dice un popular villancico que tiene más de 100 años― es una vía que, en mi pueblo, Puerto Real, conduce por uno de sus extremos a la estación de la Renfe. Y haciendo esquina con la calle de Barragán vivían mis abuelos. Su tren se había parado allí definitivamente y desde su estación, un día no demasiado lejano, se puso en marcha el mío. En su casapuerta, que en el resto de España llaman el zaguán, se preparaba la llegada de la nochebuena con “la zambomba” que consistía en una reunión familiar a la que podía asistir todo el que quisiera, y donde se cantaban villancicos navideños a los que mis tías gitanas daban una dimensión musical y étnica inigualable.

Los mismos que se siguen cantando hoy en los hogares de toda Andalucía y en la reuniones prenavideñas organizadas por las peñas flamencas u otras organizaciones culturales. Lo he dicho con anterioridad. Hoy suenan igual que antes “La virgen se está peinando…”, “Dime niño, ¿de quién eres, todo vestidito de blanco…?”, “Hacia Belén va una burra…”, “Campana sobre campana…”, Los peces en el rio…”, “Arre borriquito…”, “Madroños al Niño…”, “Ya vienen los Reyes Magos…”, “La Virgen va caminando…” etc. etc. Pero los tiempos cambian, y aunque los villancicos navideños sigan siendo los mismos, la verdad es que, como dice el refranero, “entre col y col, lechuga”. Es decir, entre villancico y villancico siempre sienta bien un cante por bulerías, especialmente si son las de Jerez.

La familia: el mayor tesoro del género humano

Pero la Navidad es la culminación del respeto y la vinculación férrea e indisoluble entre los miembros de la familia. Por eso, este año, desde la Unión Romani, hemos querido poner especial énfasis en este mensaje. Sobre todo, porque este año está siendo un año muy especial para todos los ciudadanos de España. Vivimos una época de mucha inquietud por los cambios que se avecinan. Y nos entristece contemplar que la sociedad en la que nos ha tocado vivir esté tan dividida y en ocasiones tan enfrentada.

Este cuento de navidad que es tan real como la vida misma, debería propiciar que una vez parados en esta estación, los cuarenta y tantos millones de trenes que circulan por España, llegásemos a la conclusión de que irremediablemente cada día sus vagones estarán más vacíos y entonces cabrá preguntarse: ¿de qué ha servido tanto enfrentamiento, tanta tragedia y tanto afán por poner más allá la línea que marca la frontera del territorio por el que queremos que circulen solo nuestros trenes?

Por eso nos reiteramos en desear que el sentimiento gitano de respeto y veneración a la familia se contagie a todos nuestros vecinos. Unos y otros seriamos más felices porque solo la unidad familiar es la que hace posible la paz, la concordia y el entendimiento entre unos y otros. Y si me lo permiten les invito a que hagan suya nuestra bandera gitana que las engloba a todas: Dos franjas horizontales de igual tamaño: La de arriba, azul y la de abajo, verde. Simbolizan las únicas y verdaderas posesiones del género humano que tiene por techo el azul del cielo y por suelo el verde de los campos. Todo lo demás, créanme, es artificial.

Cinco mujeres en exclusión social encuentran empleo tras la realización de un curso de manipulador de alimentos en Huelva

Las alumnas de la formación escuchando atentamente al formador / U.R.

Cinco mujeres en situación de riesgo o exclusión social del barrio de El Torrejón, situado en el Distrito V de Huelva y considerado zona desfavorecida por la Junta de Andalucía, han encontrado empleo tras la obtención del certificado de manipulador de alimentos en un curso organizado por Instituto Romanò para Asuntos Sociales y Culturales, entidad sin ánimo de lucro perteneciente a la federación Unión Romaní.

Tres de los contratos se han formalizado en cooperativas agrícolas de la provincia onubense y los otros dos en tiendas de alimentación que exigían este documento para trabajar. A ellos hay que sumar otras tres mujeres que actualmente están realizando prácticas en un conocido centro comercial y que cuentan con altas posibilidades de ser empleadas para el actual periodo navideño.

La acción formativa contó con la participación de quince mujeres y se desarrolló en el aula CAPI Guadalinfo de la Fundación Valdocco, que ha colaborado activamente con la iniciativa junto al programa Incorpora de La Caixa. El director de Valdocco, Pedro Pascual, presidió el acto de entrega de los diplomas, tras aceptar la invitación de Unión Romaní, en un evento celebrado también en la sede de la citada fundación.

En total, el curso ha logrado un porcentaje de inserción laboral del 33,33, es decir un tercio de las participantes, aunque éste podría incrementarse hasta el 53,33% si se confirma la contratación de las tres personas que están en prácticas.

El certificado de manipulador de alimentos es un documento obligatorio si se está en contacto con productos comestibles en cualquier momento de su ciclo, desde la producción de la materia prima hasta la llegada al consumidor. Casi cualquier ocupación dentro de los sectores de la alimentación, la hostelería y la venta y distribución lo requiere.

El curso se ha enmarcado dentro del programa ‘Mujer gitana y participación’ que Instituto Romanò desarrolla en Jerez de la Frontera, Huelva y Sevilla (San Juan de Aznalfarache y Dos Hermanas) y que pretende favorecer el proceso de inclusión social de la mujer romaní en riesgo de exclusión impulsando su promoción desde los diferentes ámbitos de intervención social y personal, tanto fomentando su acceso a los recursos existentes que den respuestas a sus demandas y necesidades, como motivándolas y capacitándolas para el acceso al mercado laboral.

El proyecto, financiado por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del impuesto sobre la renta de las personas físicas, nace de la realidad que vive hoy día la mujer gitana, quien se enfrenta a una múltiple discriminación, por su sexo, por ser gitana y por ser mujer en un entorno con un alto porcentaje de machismo. Discriminación que se agrava, más si cabe, si vive en contextos de exclusión social.

Desde Unión Romaní e Instituto Romanò consideramos que la mujer gitana es el epicentro de su grupo poblacional y principal transmisora de los valores culturales a sus hijos e hijas, por lo que debe ser la protagonista de su propio proceso de transformación, siendo capaz de definir su futuro, el de su prole y el de su pueblo.  En este sentido, la mejora del binomio formación-empleo, es clave para favorecer la igualdad de oportunidades y un empoderamiento integral.

Cataluña impulsa una ley para erradicar el antigitanismo

El Consell Executiu que ha aprobado la ley catalana / GENERALITAT

El Govern ha aprobado hoy martes la memoria preliminar del anteproyecto de ley para erradicar el antigitanismo e impulsar una política pública específica para este tipo de discriminación.

Según ha informado hoy la Generalitat en un comunicado, esta administración será la primera en España en crear una ley específica integral para dar respuesta al antigitanismo, de forma participada con representantes del pueblo gitano.

Cataluña ya cuenta con un Plan Integral del Pueblo Gitano, en el que se implementan actuaciones a favor de la equiparación socioeconómica de la población gitana con el resto de la sociedad de la que forma parte.

«A pesar de los esfuerzos, persiste la discriminación hacia la población gitana en Cataluña, por lo que se considera necesario reforzar el marco normativo con una ley que atienda las especificidades del antigitanismo y contribuya a articular las medidas legales y las instituciones existentes», ha argumentado hoy el Govern en el comunicado.

Con la nueva norma se reconocerá con rango legal el antigitanismo, «como una lacra que hay que remover y como un fenómeno a contemplar en el diseño y la aplicación de políticas públicas en los diferentes ámbitos de actuación: vivienda, educación, trabajo, salud, ocio o comunicación».

El texto también valora el papel de 22 entes locales catalanas que actualmente realizan acciones dirigidas a la población gitana.

Santa Cruz de Tenerife, Capital de la cultura gitana

El auditorio del TEA acoge durante tres días la conferencia 'Estrategias contra el antigitanismo’ / DA

José Carmona es el secretario de la Asociación Sociocultural Gitana Karipen de Tenerife, además de presidente de la Federación Gitana de Canarias y vocal del Consejo Estatal del Pueblo Gitano. Es el rostro del colectivo que ejerce como anfitrión durante tres días de la Conferencia Internacional Estrategias contra el antigitanismo que tiene como escenario el Auditorio de Tenerife Espacio de las Artes (TEA) en Santa Cruz de Tenerife. Como corresponde a quien recibe a su familia (una gran familia en este caso), José presenta a sus primos -recién llegados desde Barcelona-, como se denominan entre ellos, Pedro Aguilera, politólogo, e Iñaqui Vázquez, activista social, además de dirigentes de distintas organizaciones, pero, por encima de todo, gitanos.

Con los tres el diálogo lleva a tocar todos los campos y muchos tópicos. Del flamenco a la venta ambulante o el nomadismo. Los estereotipos, los estigmas y las etiquetas. Con una base que será eje en la conferencia: el antigitanismo. Como ellos mismos dicen, «un nuevo concepto, pero una vieja forma de racismo». En auge en países como Hungría, Rumanía y la República Checa con amplias minorías gitanas. O en la Italia de Salvini.

Otro palo del debate es el lenguaje que a veces hace mucho daño desde los medios de comunicación porque «de 90 noticias, 87 son negativas». Por eso en el foro se presenta el informe anual de Rromaní Pativ (Dignidad Gitana), que analiza este aspecto clave. Y un objetivo mantenido durante siglos: perseverar en la identidad del pueblo gitano desde que salió del Punjab hace mil años en una diáspora que en cierta medida aún dura. Integración, sí, pero con matices. Nunca absorción o asimilación.

Otro factor es el posible papel de Canarias y de Tenerife como puente hacia otras comunidades gitanas, sobre todo de América Latina. En palabras de Carmona: «Poner a estas islas en el mapa político y social de la causa gitana». En este sentido existe la posibilidad de organizar aquí un primer congreso latinoamericano. Carmona insiste en que en Canarias la comunidad tiene muchas carencias y las políticas públicas se centran en el asistencialismo. Propone que se reconozca en el Estatuto de Autonomía su existencia como una minoría étnica, como ocurre en el catalán. Y añade que el Parlamento canario aprobó la creación del Consejo Canario del Pueblo Gitano «pero todo quedó en agua de borrajas».

Al encuentro asisten una treintena de ponentes. Entre ellos personalidades de la talla intelectual y el liderazgo de Romeo Franz, europarlamentario; Soraya Post, activista, feminista, gitana, sueca y exeuroparlamentaria, o el socialista canario Juan Fernando López Aguilar. El objetivo es «que la conferencia internacional sea el punto de inicio para plantear estrategias eficientes en la lucha contra el antigitanismo». Con tres visiones: el activismo, la academia y los organismos públicos. Participan cargos políticos y públicos de alto nivel europeo, estatal y local; líderes, activistas gitanos y entidades, además de profesores y expertos.

El foro cuenta con sesiones plenarias donde ubicar intervenciones, mesas redondas y conversaciones colectivas específicas. Centradas en tres ejes de actuación: el concepto de antigitanismo en la historia y la actualidad; el antigitanismo institucional y las formas de combatirlo desde la política y el antigitanismo en Europa y la cuestión de género.

Las II Jornadas de Voluntariado y Mediación Social Andalucía-Algarve-Alentejo analizaron la realidad de esta práctica solidaria en España y Portugal

El auditorio se llenó en todas las ponencias y charlas que se dieron durante las jornadas / UR

Unión Romaní celebró este martes 10 de diciembre sus II Jornadas de Voluntariado y Mediación Social en la ciudad portuguesa de Faro, que se encuadran dentro del Programa para el Fomento de la Cooperación Transfronteriza en la Eurorregión Andalucía-Algarve-Alentejo y que están financiadas por la Consejería de Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta de Andalucía.

A las mismas, que tuvieron lugar en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad del Algarve, asistieron setenta y dos personas procedentes tanto de Portugal como de Andalucía (Huelva y Sevilla concretamente), superándose las expectativas de asistencia previstas por la organización. Destacó la presencia de un numeroso grupo de alumnos de Trabajo Social de la Universidad de Huelva.

El objetivo era favorecer el intercambio de experiencias y conocimientos entre los actores institucionales y de la sociedad civil que luchan en ambos países contra la discriminación, la exclusión y la marginalidad en la comunidad gitana a través del voluntariado en el sudoeste de Europa. En su primera edición se celebraron en la también localidad lusa de Tavira en el año 2017.

Las jornadas arrancaron a las 9:00, hora portuguesa, y finalizaron a las 14:00 h., combinando conferencias en español y en portugués. La inauguración corrió a cargo de Sandra Valadas, subdirectora de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad del Algarve, y de Rosel Rivero, técnico de Unión Romaní.

Las sesiones fueron impartidas por profesionales de reconocido prestigio como Cátia Martins, directora de voluntariado de la facultad lusa; Ana Delgado, doctorando en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Huelva; Maria Adelaide Paredes y Ana Paula Silva, responsables de la asociación Almada Mundo; Pedro Martín, coordinador de voluntariado del centro de recursos ‘Resurrección’ de Huelva; y María Bejarano, técnico de proyectos de la entidad ACCEM.

Entre las temáticas, destacó el abordaje del voluntariado desde las perspectivas española y portuguesa, con sus diferencias y similitudes; experiencias prácticas de voluntariado en Andalucía y en Portugal con poblaciones en situación de riesgo o exclusión social; y voluntariado de carácter internacional.

Tomando como punto de partida las relaciones transfronterizas, esta iniciativa pretende demostrar la necesidad y conveniencia de que los equipos interprofesionales destinados a la intervención integral con la comunidad gitana y otras poblaciones en exclusión social a través del voluntariado partan de las directrices, planteamiento y dinamismo internos de la cultura propia, las administraciones transfronterizas involucradas y las organizaciones no gubernamentales que desarrollan su trabajo con la población romaní.

La Eurorregión Andalucía-Algarve-Alentejo se institucionalizó en 2010 con el objetivo de impulsar una nueva etapa más avanzada de la cooperación transfronteriza entre estas regiones vecinas.

Con una extensión aproximada de 119.869 kilómetros cuadrados, nació con la vocación de convertirse en un espacio vivo de participación, un foro para el entendimiento y el dialogo de todas las entidades públicas y privadas susceptibles de promover el desarrollo de este territorio fronterizo. Sus áreas prioritarias son el aumento de la competitividad, la promoción del empleo, el medio ambiente y entorno natural, la cooperación e integración económica y social y la accesibilidad y ordenación territorial.

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