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Tres hermanas gitanas mueren calcinadas en un incendio provocado mientras dormían

La Junta Directiva de la Unión Romani, reunida en el día de hoy en Madrid, conmocionada por la noticia que ha recorrido el mundo anunciando que tres hermanas gitanas habían perecido en Roma, mientras dormían en el interior de una furgoneta junto a sus padres y ocho hermanos más que lograron salir con vida del interior del vehículo, quiere hacer pública su indignación y su dolor por la tragedia que supone este criminal atentado.

Efectivamente, las primeras noticias que hemos logrado recabar muestran que el incendio fue provocado. Un vecino de un piso colindante al lugar donde estaba aparcada la furgoneta, alarmado por el fuerte ruido provocado por la explosión, filmó desde la ventana de su casa el incendio, al tiempo que una cámara de seguridad, instalada en el aparcamiento del supermercado donde la desgraciada familia tenía aparcado el vehículo, filmó las terribles imágenes del infierno producido por un individuo que, encapuchado, lanzó un coctel molotov contra el furgón que se convirtió en una hoguera devoradora. Una vez socado el incendio se tomaron muestras del líquido inflamable junto al tapón de la botella que, convertida en bomba, ocasionó aquel terrible infierno.

El matrimonio, gitanos pobrísimos de origen rumano, lograron salir del vehículo junto a ocho de sus once hijos, pero quienes no lo lograron fueron Elizabeth, joven gitana en la flor de la vida, de 20 años, así como sus dos hermanitas, Francesca, de ocho años y Angelica de solo cuatro añitos.

En este comunicado de urgencia queremos anunciar que desde la Unión Romani española, así como desde la Unión Romani Internacional vamos a iniciar una serie de acciones para el total esclarecimiento de los hechos y para que se tomen las medidas necesarias y urgentes para detener tanto al autor asesino del atentado como a quienes colectivamente puedan estar animando estos actos asesinos.

Sabemos que toda Italia está conmocionada -bueno, posiblemente toda Italia no, porque en la entrañable nación hermana anidan grupos violentamente racistas y organizaciones políticas de amplia implantación en el país que han animado actos violentos contra los gitanos-. Desde el presidente de la República hasta el Santo Padre se han manifestado condenando este terrible atentado. Lo agradecemos, pero nosotros queremos más. Y vamos a exigir más. Hay que decir basta a tanta barbarie. Hay que poner freno a tanto nazi asesino como circula impunemente por Europa. Hay que situar al margen de la ley a las formaciones políticas que presumen de “sangre limpia” y que se consideran cancerberos de una raza de súper hombres o súper mujeres. Tenemos que gritar con la fuerza con la que ya no pueden hacerlo Elisabeth, Francesca y Angélica, que los racistas no tienen espacio entre nosotros. Y eso hemos de hacerlo ahora. No mañana, ahora.

Y lo vamos a pedir. Lo vamos a exigir. En estos momentos de crisis en los que los valores supremos de la libertad y la fraternidad están siendo atacados en algunos países europeos, los demócratas no pueden permanecer en silencio. Y nuestros líderes, de derechas y de izquierda deben manifestarse con valentía diciéndoles a los populistas animadores del racismo que no tienen cabida entre nosotros. ¡Que se vayan! ¡Que no les queremos! Que nuestro modelo de sociedad es otro. Una sociedad donde los valores consagrados en la Declaración de los Derechos Humanos sean los que han de dirigir nuestra convivencia.

Y para hacer esto posible anunciamos desde aquí que vamos a propiciar una gran manifestación en Roma donde todos juntos, gitanos y gachés (payos), europeos de todas las naciones, inundemos la Ciudad Eterna para decir basta a los asesinos racistas y para pedir que alguna vez empiece a renacer en la vieja Europa los valores que hicieron de este continente la cuna un lugar ideal donde convivir.

Y a este empeño solidario invitamos a todos nuestros conciudadanos.

Por la Junta Directiva de la Unión Romani
Juan de Dios Ramirez Heredia
Vicepresidente de la Unión Romani Internacional

Tres hermanas gitanas mueren calcinadas en un incendio provocado mientras dormían

La Junta Directiva de la Unión Romani, reunida en el día de hoy en Madrid, conmocionada por la noticia que ha recorrido el mundo anunciando que tres hermanas gitanas habían perecido en Roma, mientras dormían en el interior de una furgoneta junto a sus padres y ocho hermanos más que lograron salir con vida del interior del vehículo, quiere hacer pública su indignación y su dolor por la tragedia que supone este criminal atentado.

Efectivamente, las primeras noticias que hemos logrado recabar muestran que el incendio fue provocado. Un vecino de un piso colindante al lugar donde estaba aparcada la furgoneta, alarmado por el fuerte ruido provocado por la explosión, filmó desde la ventana de su casa el incendio, al tiempo que una cámara de seguridad, instalada en el aparcamiento del supermercado donde la desgraciada familia tenía aparcado el vehículo, filmó las terribles imágenes del infierno producido por un individuo que, encapuchado, lanzó un coctel molotov contra el furgón que se convirtió en una hoguera devoradora. Una vez socado el incendio se tomaron muestras del líquido inflamable junto al tapón de la botella que, convertida en bomba, ocasionó aquel terrible infierno.

El matrimonio, gitanos pobrísimos de origen rumano, lograron salir del vehículo junto a ocho de sus once hijos, pero quienes no lo lograron fueron Elizabeth, joven gitana en la flor de la vida, de 20 años, así como sus dos hermanitas, Francesca, de ocho años y Angelica de solo cuatro añitos.

En este comunicado de urgencia queremos anunciar que desde la Unión Romani española, así como desde la Unión Romani Internacional vamos a iniciar una serie de acciones para el total esclarecimiento de los hechos y para que se tomen las medidas necesarias y urgentes para detener tanto al autor asesino del atentado como a quienes colectivamente puedan estar animando estos actos asesinos.

Sabemos que toda Italia está conmocionada -bueno, posiblemente toda Italia no, porque en la entrañable nación hermana anidan grupos violentamente racistas y organizaciones políticas de amplia implantación en el país que han animado actos violentos contra los gitanos-. Desde el presidente de la República hasta el Santo Padre se han manifestado condenando este terrible atentado. Lo agradecemos, pero nosotros queremos más. Y vamos a exigir más. Hay que decir basta a tanta barbarie. Hay que poner freno a tanto nazi asesino como circula impunemente por Europa. Hay que situar al margen de la ley a las formaciones políticas que presumen de “sangre limpia” y que se consideran cancerberos de una raza de súper hombres o súper mujeres. Tenemos que gritar con la fuerza con la que ya no pueden hacerlo Elisabeth, Francesca y Angélica, que los racistas no tienen espacio entre nosotros. Y eso hemos de hacerlo ahora. No mañana, ahora.

Y lo vamos a pedir. Lo vamos a exigir. En estos momentos de crisis en los que los valores supremos de la libertad y la fraternidad están siendo atacados en algunos países europeos, los demócratas no pueden permanecer en silencio. Y nuestros líderes, de derechas y de izquierda deben manifestarse con valentía diciéndoles a los populistas animadores del racismo que no tienen cabida entre nosotros. ¡Que se vayan! ¡Que no les queremos! Que nuestro modelo de sociedad es otro. Una sociedad donde los valores consagrados en la Declaración de los Derechos Humanos sean los que han de dirigir nuestra convivencia.

Y para hacer esto posible anunciamos desde aquí que vamos a propiciar una gran manifestación en Roma donde todos juntos, gitanos y gachés (payos), europeos de todas las naciones, inundemos la Ciudad Eterna para decir basta a los asesinos racistas y para pedir que alguna vez empiece a renacer en la vieja Europa los valores que hicieron de este continente la cuna un lugar ideal donde convivir.

Y a este empeño solidario invitamos a todos nuestros conciudadanos.

Por la Junta Directiva de la Unión Romani
Juan de Dios Ramirez Heredia
Vicepresidente de la Unión Romani Internacional

Mistó aviló M. Macron. Te avés baxtaló. (Bienvenido, señor Macron. Que sea feliz)

Emmanuel Macron

El nuevo presidente de la Republica, Sr. Emmanuel Macron ha declarado en su primera intervención oficial, tras conocerse su victoria en la elección presidencial, lo siguiente: “Me propongo proteger a los más débiles, a los más vulnerables luchando contra toda discriminación de desigualdad”.

Desde la UNION ROMANI española e interpretando el sentimiento de la UNION ROMANI INTERNACIONAL felicitamos al Sr. Macron al tiempo que manifestamos nuestra mejor esperanza para que se inicie en Francia, -la tierra que mejor supo proclamar la defensa de los Derechos Humanos-, el fin de las pasadas épocas de deportaciones masivas que condenó a miles de ciudadanos gitanos y europeos a retornar a sus países de origen donde morían a causa de la pobreza y la persecución.

Nos reconfortan las palabras del nuevo presidente. Su juventud es para nosotros motivo de confianza y de renovación para que se destierren las viejas concepciones del nacionalismo racista que tantas vidas costó en el pasado a los ciudadanos europeos. El triunfo de Emmanuel Macron, frente a la intolerancia y el racismo militante de la señora Marine Le Pen, supone un respiro de esperanza no solo para los 500.000 gitanos y gitanas que son ciudadanos franceses, sino para los ocho millones de gitanos y gitanas que vivimos y somos miembros de la Unión Europea.

Mistó aviló M. Macron. Te aves baxtaló. (Bienvenido, señor Macron. Que sea feliz) Tradicional saludo de los gitanos europeos.

Juan de Dios Ramirez Heredia
Vicepresidente de la Unión Romani Internacional
Ex Diputado del Parlamento Europeo (1986-1999)

Mistó aviló M. Macron. Te avés baxtaló. (Bienvenido, señor Macron. Que sea feliz)

Emmanuel Macron

El nuevo presidente de la Republica, Sr. Emmanuel Macron ha declarado en su primera intervención oficial, tras conocerse su victoria en la elección presidencial, lo siguiente: “Me propongo proteger a los más débiles, a los más vulnerables luchando contra toda discriminación de desigualdad”.

Desde la UNION ROMANI española e interpretando el sentimiento de la UNION ROMANI INTERNACIONAL felicitamos al Sr. Macron al tiempo que manifestamos nuestra mejor esperanza para que se inicie en Francia, -la tierra que mejor supo proclamar la defensa de los Derechos Humanos-, el fin de las pasadas épocas de deportaciones masivas que condenó a miles de ciudadanos gitanos y europeos a retornar a sus países de origen donde morían a causa de la pobreza y la persecución.

Nos reconfortan las palabras del nuevo presidente. Su juventud es para nosotros motivo de confianza y de renovación para que se destierren las viejas concepciones del nacionalismo racista que tantas vidas costó en el pasado a los ciudadanos europeos. El triunfo de Emmanuel Macron, frente a la intolerancia y el racismo militante de la señora Marine Le Pen, supone un respiro de esperanza no solo para los 500.000 gitanos y gitanas que son ciudadanos franceses, sino para los ocho millones de gitanos y gitanas que vivimos y somos miembros de la Unión Europea.

Mistó aviló M. Macron. Te aves baxtaló. (Bienvenido, señor Macron. Que sea feliz) Tradicional saludo de los gitanos europeos.

Juan de Dios Ramirez Heredia
Vicepresidente de la Unión Romani Internacional
Ex Diputado del Parlamento Europeo (1986-1999)

Mistó aviló M. Macron. Te avés baxtaló. (Bienvenido, señor Macron. Que sea feliz)

Emmanuel Macron

El nuevo presidente de la Republica, Sr. Emmanuel Macron ha declarado en su primera intervención oficial, tras conocerse su victoria en la elección presidencial, lo siguiente: “Me propongo proteger a los más débiles, a los más vulnerables luchando contra toda discriminación de desigualdad”.

Desde la UNION ROMANI española e interpretando el sentimiento de la UNION ROMANI INTERNACIONAL felicitamos al Sr. Macron al tiempo que manifestamos nuestra mejor esperanza para que se inicie en Francia, -la tierra que mejor supo proclamar la defensa de los Derechos Humanos-, el fin de las pasadas épocas de deportaciones masivas que condenó a miles de ciudadanos gitanos y europeos a retornar a sus países de origen donde morían a causa de la pobreza y la persecución.

Nos reconfortan las palabras del nuevo presidente. Su juventud es para nosotros motivo de confianza y de renovación para que se destierren las viejas concepciones del nacionalismo racista que tantas vidas costó en el pasado a los ciudadanos europeos. El triunfo de Emmanuel Macron, frente a la intolerancia y el racismo militante de la señora Marine Le Pen, supone un respiro de esperanza no solo para los 500.000 gitanos y gitanas que son ciudadanos franceses, sino para los ocho millones de gitanos y gitanas que vivimos y somos miembros de la Unión Europea.

Mistó aviló M. Macron. Te aves baxtaló. (Bienvenido, señor Macron. Que sea feliz) Tradicional saludo de los gitanos europeos.

Juan de Dios Ramirez Heredia
Vicepresidente de la Unión Romani Internacional
Ex Diputado del Parlamento Europeo (1986-1999)

El color de los gitanos

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En este año 2017 casi ha coincidido  la Semana Santa con el Día Internacional del Pueblo Gitano.  Ambas celebraciones, además del artículo “Al Cristo de los gitanos, con el corazón encogío” y el número especial de Nevipens Romani dedicado al 8 de Abril  me llevan a reflexionar sobre el color de los gitanos. Es verdad que  muchas imágenes de procesiones en toda España tienen la cara y el color gitano. Ocurre con el Manué, pero también con el Prendi en Jerez o con el Cristo de los gitanos de Granada cuyo recorrido realicé este año camino de la Abadía del Sacromonte con la luna llena al fondo, coloreando la Alhambra mágica, mientras escuchábamos martinetes en la puerta de la cueva de Curro Albaycín. Es verdad que muchas gitanas con la pasión del momento reivindican que el color del Cristo es el mismo que el de su padre, aunque cuando lo vuelven a mirar ven el color de sus hijos.

Pero, ¿tenemos algún color los gitanos? Muchos poetas con el mejor de los deseos escribieron sentidos versos sobre este tema. El Tío Rafael que era un gran sabio y un gran escritor, manifestaba que los gitanos somos del color del bronce. Y Federico García Lorca siempre iluminaba a los gitanos con el verde aceituna o con una bellísima metáfora que demuestra la brillante lírica lorquiana cuando describe a Antoñito el Camborio, símbolo de la identidad gitana, como “moreno de verde luna”.

Los racistas también nos pusieron colores. Fanáticos antigitanos inquisitoriales en la línea del catedrático de escritura sagrada de la Universidad de Toledo Sancho de Moncada creían que los gitanos eran enjambres de delincuentes blancos que se pintaban la cara oscura para delinquir sin ser reconocidos. Y los nazis insistían en el color negro para referirse a los gitanos, incluso nos obligaron a llevar un triángulo negro identificativo de la gitanidad, del mismo modo que los judíos eran obligados a llevar la estrella de David. Esta tradición de un supuesto color negro se ha mantenido en muchos escritos a lo largo del tiempo. Cuando yo era niño, otros niños intentaban insultarme llamándome a veces gitano negro o negruzco.

En fin, queridos hermanos ¿Cuál es el color de los gitanos? ¿Cuál es el color que nos describe mejor? ¿Cuál es el color que diremos cuando nos pregunte algún formulario atrasado o algún insulto atemporal? Creo que el color de los gitanos es el que está más cerca de nuestro corazón  y éste es verde y azul donde confluyen venas y arterias rojas.  Así fue definido en el histórico Congreso de Londres de 8 de Abril 1971. Color verde como la yerba de los bosques y los campos donde descansamos como hijos del viento, donde trotaron nuestros caballos veloces a través del verde prado,  donde nos ocultamos en tiempos de silencio y azabache. Color del cielo azul donde duermen las estrellas cada noche e iluminan las aguas del mar y de los ríos sobre ruedas rojas teñidas de sangre a través de los caminos. Ese es nuestro color, color gitano.

El color de los gitanos

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En este año 2017 casi ha coincidido  la Semana Santa con el Día Internacional del Pueblo Gitano.  Ambas celebraciones, además del artículo “Al Cristo de los gitanos, con el corazón encogío” y el número especial de Nevipens Romani dedicado al 8 de Abril  me llevan a reflexionar sobre el color de los gitanos. Es verdad que  muchas imágenes de procesiones en toda España tienen la cara y el color gitano. Ocurre con el Manué, pero también con el Prendi en Jerez o con el Cristo de los gitanos de Granada cuyo recorrido realicé este año camino de la Abadía del Sacromonte con la luna llena al fondo, coloreando la Alhambra mágica, mientras escuchábamos martinetes en la puerta de la cueva de Curro Albaycín. Es verdad que muchas gitanas con la pasión del momento reivindican que el color del Cristo es el mismo que el de su padre, aunque cuando lo vuelven a mirar ven el color de sus hijos.

Pero, ¿tenemos algún color los gitanos? Muchos poetas con el mejor de los deseos escribieron sentidos versos sobre este tema. El Tío Rafael que era un gran sabio y un gran escritor, manifestaba que los gitanos somos del color del bronce. Y Federico García Lorca siempre iluminaba a los gitanos con el verde aceituna o con una bellísima metáfora que demuestra la brillante lírica lorquiana cuando describe a Antoñito el Camborio, símbolo de la identidad gitana, como “moreno de verde luna”.

Los racistas también nos pusieron colores. Fanáticos antigitanos inquisitoriales en la línea del catedrático de escritura sagrada de la Universidad de Toledo Sancho de Moncada creían que los gitanos eran enjambres de delincuentes blancos que se pintaban la cara oscura para delinquir sin ser reconocidos. Y los nazis insistían en el color negro para referirse a los gitanos, incluso nos obligaron a llevar un triángulo negro identificativo de la gitanidad, del mismo modo que los judíos eran obligados a llevar la estrella de David. Esta tradición de un supuesto color negro se ha mantenido en muchos escritos a lo largo del tiempo. Cuando yo era niño, otros niños intentaban insultarme llamándome a veces gitano negro o negruzco.

En fin, queridos hermanos ¿Cuál es el color de los gitanos? ¿Cuál es el color que nos describe mejor? ¿Cuál es el color que diremos cuando nos pregunte algún formulario atrasado o algún insulto atemporal? Creo que el color de los gitanos es el que está más cerca de nuestro corazón  y éste es verde y azul donde confluyen venas y arterias rojas.  Así fue definido en el histórico Congreso de Londres de 8 de Abril 1971. Color verde como la yerba de los bosques y los campos donde descansamos como hijos del viento, donde trotaron nuestros caballos veloces a través del verde prado,  donde nos ocultamos en tiempos de silencio y azabache. Color del cielo azul donde duermen las estrellas cada noche e iluminan las aguas del mar y de los ríos sobre ruedas rojas teñidas de sangre a través de los caminos. Ese es nuestro color, color gitano.

El color de los gitanos

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En este año 2017 casi ha coincidido  la Semana Santa con el Día Internacional del Pueblo Gitano.  Ambas celebraciones, además del artículo “Al Cristo de los gitanos, con el corazón encogío” y el número especial de Nevipens Romani dedicado al 8 de Abril  me llevan a reflexionar sobre el color de los gitanos. Es verdad que  muchas imágenes de procesiones en toda España tienen la cara y el color gitano. Ocurre con el Manué, pero también con el Prendi en Jerez o con el Cristo de los gitanos de Granada cuyo recorrido realicé este año camino de la Abadía del Sacromonte con la luna llena al fondo, coloreando la Alhambra mágica, mientras escuchábamos martinetes en la puerta de la cueva de Curro Albaycín. Es verdad que muchas gitanas con la pasión del momento reivindican que el color del Cristo es el mismo que el de su padre, aunque cuando lo vuelven a mirar ven el color de sus hijos.

Pero, ¿tenemos algún color los gitanos? Muchos poetas con el mejor de los deseos escribieron sentidos versos sobre este tema. El Tío Rafael que era un gran sabio y un gran escritor, manifestaba que los gitanos somos del color del bronce. Y Federico García Lorca siempre iluminaba a los gitanos con el verde aceituna o con una bellísima metáfora que demuestra la brillante lírica lorquiana cuando describe a Antoñito el Camborio, símbolo de la identidad gitana, como “moreno de verde luna”.

Los racistas también nos pusieron colores. Fanáticos antigitanos inquisitoriales en la línea del catedrático de escritura sagrada de la Universidad de Toledo Sancho de Moncada creían que los gitanos eran enjambres de delincuentes blancos que se pintaban la cara oscura para delinquir sin ser reconocidos. Y los nazis insistían en el color negro para referirse a los gitanos, incluso nos obligaron a llevar un triángulo negro identificativo de la gitanidad, del mismo modo que los judíos eran obligados a llevar la estrella de David. Esta tradición de un supuesto color negro se ha mantenido en muchos escritos a lo largo del tiempo. Cuando yo era niño, otros niños intentaban insultarme llamándome a veces gitano negro o negruzco.

En fin, queridos hermanos ¿Cuál es el color de los gitanos? ¿Cuál es el color que nos describe mejor? ¿Cuál es el color que diremos cuando nos pregunte algún formulario atrasado o algún insulto atemporal? Creo que el color de los gitanos es el que está más cerca de nuestro corazón  y éste es verde y azul donde confluyen venas y arterias rojas.  Así fue definido en el histórico Congreso de Londres de 8 de Abril 1971. Color verde como la yerba de los bosques y los campos donde descansamos como hijos del viento, donde trotaron nuestros caballos veloces a través del verde prado,  donde nos ocultamos en tiempos de silencio y azabache. Color del cielo azul donde duermen las estrellas cada noche e iluminan las aguas del mar y de los ríos sobre ruedas rojas teñidas de sangre a través de los caminos. Ese es nuestro color, color gitano.

Al Cristo de los gitanos, con el corazón encogío

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Lo he oído por la radio y aun así no he podido evitar emocionarme. Fue un grito. Un grito preñado de angustia. Un grito de una mujer que tenía necesidad de decirlo con todas las fuerzas de sus pulmones. En aquel momento pasaba ante ella “er Manué”, el Cristo de los Gitanos, sobrellevando con las escasas fuerzas que le quedaban una cruz inmensa. Parecía como si supiera que su destino auguraba negros nubarrones. Pocas esperanzas podía tener ya de salir bien librado del terrible acoso al que había sido sometido. Al fin y al cabo, Jesús era un preso político. Y ya lo habían condenado en pocos minutos en dos juzgados ante los que no cabía recurso alguno. El primero estaba regentado por el gran comisario religioso llamado Caifás. Este podía haberlo dejado en libertad, pero no lo hizo. Para Caifás, Jesús era un tipo peligroso, agitador de masas que decía que no había venido a traer la paz sino la espada contra las injusticias y contra los políticos corruptos. Por eso un día cogió un látigo y expulsó de la casa donde se ejercía el poder a los especuladores que se quedaban con el dinero del pueblo. Les dio a todos ellos una patada en salva sea la parte y los arrojó fuera llamándoles salteadores.

El grito que oí por la radio, lanzado por una mujer, en la madrugá sevillana que va del jueves al Viernes Santo no tenía ninguna connotación política, a pesar de que podía tenerla si ella hubiera sabido que Caifás, el comisario jefe, estaba casado con una hija de Anás, nombrado Sumo Sacerdote por el Gobernador romano de Siria, que fue quien lo promocionó políticamente. Luego se supo que los empresarios y políticos corruptos a los que Jesús denunció, pertenecían al complejo financiero de las empresas de Anás. Por eso, para no sufrir las iras de su suegro convenció al Sanedrín, que era algo así como el Tribunal Supremo, que pusieran al preso en manos de Pilato con la recomendación de que lo condenara a morir en el madero.

Pero, repito, este no era el caso. El grito que me conmocionó hasta lo más profundo de mis entrañas lo lanzó una gitana todavía joven. Al menos eso dijo el locutor conductor del programa que por un momento pareció que se había quedado sin voz. Y es que a él, como a mí, se nos encogió el corazón cuando aquella mujer, mirando fijamente el rostro del nazareno gitano que a duras penas podía dar un paso, magullado su cuerpo por la paliza que momentos antes le habían dado los guardias del gobierno de Roma, dijo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas:

– !!Manué, Manué, tienes el mismo color que tenía mi padre!!

Dejo a la imaginación de quien lea estas líneas lo que en estos momentos estoy experimentando y que me siento incapaz de expresar. Carguen la escena de poesía, echen flores sobre el Cristo como Machado las echaba cuando escribió su saeta contemplando su agonía; revélense contra el poder que no pone remedio al sufrimiento extremo de los más pobres o clamen contra los jueces que utilizan a su conveniencia la letra de los Códigos renunciando al poder inigualable que el pueblo ha puesto en sus manos cuando les concede la capacidad de interpretarlos.

Yo me quedo con Antonio Machado, genial conocedor del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz. Y me quedo con el jipío de la gitana que viendo en el Señor de la Salud y la Libertad el color que tenía su padre, supo condensar en un solo grito la unión de todo un pueblo con su Dios.

Al Cristo de los gitanos, con el corazón encogío

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Lo he oído por la radio y aun así no he podido evitar emocionarme. Fue un grito. Un grito preñado de angustia. Un grito de una mujer que tenía necesidad de decirlo con todas las fuerzas de sus pulmones. En aquel momento pasaba ante ella “er Manué”, el Cristo de los Gitanos, sobrellevando con las escasas fuerzas que le quedaban una cruz inmensa. Parecía como si supiera que su destino auguraba negros nubarrones. Pocas esperanzas podía tener ya de salir bien librado del terrible acoso al que había sido sometido. Al fin y al cabo, Jesús era un preso político. Y ya lo habían condenado en pocos minutos en dos juzgados ante los que no cabía recurso alguno. El primero estaba regentado por el gran comisario religioso llamado Caifás. Este podía haberlo dejado en libertad, pero no lo hizo. Para Caifás, Jesús era un tipo peligroso, agitador de masas que decía que no había venido a traer la paz sino la espada contra las injusticias y contra los políticos corruptos. Por eso un día cogió un látigo y expulsó de la casa donde se ejercía el poder a los especuladores que se quedaban con el dinero del pueblo. Les dio a todos ellos una patada en salva sea la parte y los arrojó fuera llamándoles salteadores.

El grito que oí por la radio, lanzado por una mujer, en la madrugá sevillana que va del jueves al Viernes Santo no tenía ninguna connotación política, a pesar de que podía tenerla si ella hubiera sabido que Caifás, el comisario jefe, estaba casado con una hija de Anás, nombrado Sumo Sacerdote por el Gobernador romano de Siria, que fue quien lo promocionó políticamente. Luego se supo que los empresarios y políticos corruptos a los que Jesús denunció, pertenecían al complejo financiero de las empresas de Anás. Por eso, para no sufrir las iras de su suegro convenció al Sanedrín, que era algo así como el Tribunal Supremo, que pusieran al preso en manos de Pilato con la recomendación de que lo condenara a morir en el madero.

Pero, repito, este no era el caso. El grito que me conmocionó hasta lo más profundo de mis entrañas lo lanzó una gitana todavía joven. Al menos eso dijo el locutor conductor del programa que por un momento pareció que se había quedado sin voz. Y es que a él, como a mí, se nos encogió el corazón cuando aquella mujer, mirando fijamente el rostro del nazareno gitano que a duras penas podía dar un paso, magullado su cuerpo por la paliza que momentos antes le habían dado los guardias del gobierno de Roma, dijo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas:

– !!Manué, Manué, tienes el mismo color que tenía mi padre!!

Dejo a la imaginación de quien lea estas líneas lo que en estos momentos estoy experimentando y que me siento incapaz de expresar. Carguen la escena de poesía, echen flores sobre el Cristo como Machado las echaba cuando escribió su saeta contemplando su agonía; revélense contra el poder que no pone remedio al sufrimiento extremo de los más pobres o clamen contra los jueces que utilizan a su conveniencia la letra de los Códigos renunciando al poder inigualable que el pueblo ha puesto en sus manos cuando les concede la capacidad de interpretarlos.

Yo me quedo con Antonio Machado, genial conocedor del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz. Y me quedo con el jipío de la gitana que viendo en el Señor de la Salud y la Libertad el color que tenía su padre, supo condensar en un solo grito la unión de todo un pueblo con su Dios.

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