3.9.2001 / El presidente de la UNIÓN ROMANÍ, Juan de Dios Ramírez-Heredia, intervino
el pasado 31 de agosto en el Pleno de la Conferencia Mundial
contra el Racismo que se está celebrando en Durban
(Sudáfrica) con la asistencia de 17 Jefes de Estado, entre
los que figuran el presidente de Cuba Fidel Castro y el Presidente
de la Autoridad palestina, Yaser Arafat. La Conferencia cuenta con
la participación de más de 130 países que han enviado sus
delegaciones encabezadas, la mayoría de ellas, por ministros de
sus respectivos gobiernos. La delegación Española está
presidida por el Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Juan
Carlos Aparicio, y la Secretaria General de Asuntos Sociales,
Concepción Dancausa.
Ramírez-Heredia, que forma parte de la Delegación
Española, centró su intervención en los siguientes puntos.
Primero: Ningún pueblo puede manifestar mejor que el pueblo
gitano su carácter de pueblo transnacional. Más de doce millones
de gitanos viven esparcidos por todo el mundo y todos tienen
conciencia de pertenecer a una misma comunidad. Hoy, que tanto se
habla de globalización y de eliminación
de fronteras como uno de los grandes avances de la
humanidad, el pueblo gitano da ejemplo al mundo demostrando que
esos principios los asumió hace muchos siglos, dando ejemplo a la
humanidad de lo absurdo que es poner fronteras artificiales cuando
se reclama para el género humano la conciencia de que todos
pertenecemos a la misma familia. Reclamó para todos los gitanos
el respeto que como pueblo y minoría étnica merece, al tiempo
que denunció las crueles persecuciones que todavía hoy padecen
los gitanos en muchos lugares de Europa.
En segundo lugar se refirió al genocidio que tantas
víctimas costó al pueblo gitano durante la Segunda Guerra
Mundial. Más de 500.000 gitanos fueron víctimas del horror nazi
y del odio racista en las cámaras de gas y en los campos de
concentración alemanes. Ramírez-Heredia reclamó para los
gitanos la misma atención que se solicita para otros pueblos que
igualmente fueron víctimas de la persecución y el exterminio.
En tercer lugar se refirió a la situación de los
gitanos en la antigua Yugoslavia. Puso de manifiesto la extrema
situación por la que atraviesan hoy los gitanos de Macedonia
temerosos de que también contra ellos se cometa el genocidio que
ya sufrieron sus hermanos gitanos de Kosovo o de Serbia.
Centenares de miles de gitanos yugoslavos han tenido que dejar sus
hogares perseguidos por la intolerancia de unos y de otros. Juan
de Dios Ramírez-Heredia reclamó para ellos la atención de la
comunidad internacional por tratarse un pueblo manifiestamente
indefenso ante los organismos internacionales. Ramírez-Heredia
fue muy aplaudido por la mayoría de los delegados presentes en la
Conferencia.
Posteriormente
tomó la palabra el presidente de Cuba, Fidel Castro, quien se
manifestó impresionado por las palabras de Juan de Dios Ramírez-Heredia.
Dijo el dirigente cubano que la denuncia que había oído debía
ser atendida por la Conferencia y que el recuerdo de las víctimas
gitanas, tanto del holocausto como de las persecuciones actuales,
debían conmocionar las conciencias de todas las personas de buena
voluntad.
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