7.1.2003 / Un año más la Unión Romaní,
federación que agrupa a buena parte de las asociaciones gitanas
españolas, se complace en anunciar la publicación de su
cuarto informe sobre el comportamiento de los periodistas españoles
y la comunidad gitana, titulado "¿Periodistas contra el Racismo?
La prensa española ante el pueblo gitano. 2000 - 2001".
Se trata de un volumen magníficamente editado,
con abundancia de gráficos y tablas que facilitan rápidamente
la búsqueda de la información sobre los diversos aspectos
con que puede ser analizado el fenómeno informativo.
El objetivo primordial de esta publicación es denunciar
la existencia y el uso de los tópicos acerca de los miembros de
la comunidad gitana, formada en España por unas 600.000 personas.
Es el cuarto informe de una iniciativa pionera que pretende mostrar desde
diversas perspectivas la presencia del pueblo gitano en la prensa diaria
española. Pero no se trata únicamente de realizar un análisis
cuantitativo que registre el número de apariciones de los gitanos
en los medios, sino de dar un paso más y estudiar cualitativamente
estas informaciones para descubrir cuál es la verdadera posición
de la prensa española frente a la cuestión gitana.
En gran medida los prejuicios se fomentan, si cabe, por
la prensa, que tiene un gran poder de influencia en la sociedad actual.
Muchas personas crean su opinión basándose en la información
que ofrecen los medios de comunicación. Por ello, el trabajo de
los periodistas puede ayudar o perjudicar a una determinada causa, individuo
o comunidad, aunque sea de forma inconsciente.
A la hora de informar sobre asuntos relacionados con el
pueblo gitano, la prensa española sigue dando muestras de desconocimiento
de la realidad y la cultura de nuestra comunidad. Este desconocimiento
se extiende al resto de la población que ve como, en numerosas
ocasiones, sus estereotipos sobre los gitanos se reproducen en las páginas
de los periódicos.
Para tomar conciencia de la fuerza que siguen teniendo los estereotipos
dentro de nuestra sociedad, solamente hay que leer el texto de Juan de
Dios Ramírez-Heredia, presidente de la Unión Romaní,
que aparece en la contraportada del informe:
"En una ocasión me ocurrió, que, cenando
con unos amigos, entro los que se encontraba el director de un medio de
comunicación barcelonés, éste dijo con toda naturalidad:
"Para ser un buen político hay que ser gitano". Uno de
los comensales, violento ante lo que consideró que era una ofensa
hacia mi persona, le preguntó para ver si rectificaba:
-¿Qué quieres decir con eso de que para
ser un buen político se tiene que ser gitano?
- Pues muy sencillo -añadió el bocazas,
con un cierto tono pontifical- que para ejercer bien la función
de político hay que tener una gran capacidad para engañar
y, si es necesario, para mentir, es decir, -sentenció- hay que
estar dispuesto a vender a tu propio padre.
Todas las miradas de los comensales convergieron en mí
irremediablemente. Y aunque no viene al caso referir ahora cómo
terminó aquel incidente, debo manifestar mi convencimiento, de
entonces y de ahora, de que aquel hombre no pretendió ofenderme.
Habló de aquella manera porque en su mente estaba latente esa imagen
que tanto daño nos ha hecho y que algunos se empeñan en
que siga vigente.
Los gitanos hemos dicho hasta la saciedad que sin la colaboración
de los medios de comunicación social el camino de nuestra promoción
sería sumamente difícil. En la primera línea de nuestras
preocupaciones figura la necesidad de cambiar la imagen que buena parte
de la sociedad tiene de nosotros. Y ese cambio sólo será
posible si los medios de comunicación social, prensa, radio y televisión,
colaboran activamente con nosotros no difundiendo informaciones que, en
un contexto peyorativo, tachan por igual a toda una comunidad, al imputar
al conjunto de sus miembros lo que en la inmensa mayoría de las
ocasiones es tan sólo responsabilidad de unos pocos."
Estas palabras superan con creces el ámbito propio
de las anécdotas. Es la demostración de un sentimiento que
todavía subsiste. Porque hay quien nos identifica, a los gitanos,
con todo lo malo que acontece en nuestra sociedad. Sigue pesando sobre
nosotros aquellos "sambenitos" que tanto daño nos hicieron
y siguen haciéndonos. Hoy son muchos los gitanos y las gitanas
que va a la escuela y algunos incluso a la universidad. Cosa impensable
hace tan solo veinticinco años. Pero el índice de analfabetismo
de nuestro pueblo sigue superando ampliamente el 40% de nuestra población.
Lo que hace comprensible, "aunque no lo justifique", muchos
de los comportamientos que con tanta saña algunos se empeñan,
todavía hoy, en adjudicar a toda la comunidad gitana.
Desde la Unión Romaní sostenemos la convicción
de que de muy poco servirán los esfuerzos que estamos realizando
por lograr la promoción de nuestro pueblo si previamente no ganamos
la batalla de destruir la mala imagen que de nosotros se da, con alguna
frecuencia, en los medios de comunicación social. Podemos trabajar
hasta el límite de nuestras fuerzas realizando acciones de toda
índole: lucha contra el analfabetismo, promoción de la mujer
gitana, programas de formación e inserción laboral, etc.,
pero sus frutos serán estériles mientras los ciudadanos
perciban a través de los medios que la mayoría de los gitanos
somos insociables y peligrosos para la comunidad.
De nuevo, con la solidaria ayuda del Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales, un equipo de jóvenes gitanos y profesionales
del periodismo han trabajado con renovada ilusión, bajo la dirección
de Juan de Dios Ramírez-Heredia en la elaboración de este
estudio que ve la luz por tercer año consecutivo. Esperamos que
sea una herramienta eficaz en manos de los periodistas españoles.
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